UN NSAYO PARA WENDORFF

Escribir sobre la arquitectura de nuestros tiempos podría ser un tema interminable. La arquitectura siempre será algo complejo, y totalmente subjetivo. Si hay algo por lo que los arquitectos se caracterizan es por no dejarse llevar por los demás. No considero que haya un estilo de moda, la personalidad, al final, es lo que toma forma y se hace realidad.
No hablar sobre lo que sucede con la construcción en nuestro medio sería como no hablar de la globalización o del calentamiento global. El boom de la construcción apareció como un tsunami para algunas personas; para otros es la oportunidad que estaban esperando y no pudo aparecer en mejor época.
Sin embargo, el término “boom de la construcción” debería ser replanteado como “boom de la construcción limeña”. La centralización es lo que nos detiene para avanzar. Para que un país surja arquitectónicamente, debe surgir junto. Un país es sinónimo de unidad; y a nosotros nos faltan algunas piezas.
Me han enseñado que la arquitectura no es igual a diseño, que la arquitectura no es arte, que la arquitectura es construir economizando. Hacerlo más barato para poder vender, porque el cliente lo prefiere así. Y si solo pensamos en lo bello entonces estamos en el lugar equivocado.
Y eso es exactamente lo que sucede con este boom insaciable. La arquitectura dejó de ser arquitectura. Ni siquiera sé si se podría hablar de funcionalidad. Lima se ha vuelto una ciudad de bloques, meramente repetitivo. Como si existieran ciertos parámetros indestructibles. La belleza dejo de existir, la perfecta fusión de forma y función, terminó siendo solo un electivo que se lleva en segundo ciclo.
No existe esquina donde no se encuentre una obra a medio hacer. Personalmente no lo considero como si fuera un defecto, todo esto es parte de la industrialización. El mundo crece y hay que crecer con él. Y que hayan ladrillos y obreros trabajando no es malo. Las poblaciones aumentan y el terreno ya nos quedó chico. No hay más otra opción que mirar al cielo (verticalidad). Todas las grandes ciudades ya pasaron por lo que nos sucede. Ciudades como Chicago o Nueva York y hasta Buenos Aires.
Si hay algo en lo que aun no crecemos es en la mentalidad de los propios arquitectos. Constantemente escuchamos cosas como ser realista. ¿Cómo puede desarrollarse una ciudad siendo mediocres? Dejar de serlo será difícil y más difícil aún demostrar que correr el riesgo podría valer la pena.
Cuando estamos en la universidad somos seres libres. Diseñamos lo que queremos, la estructura va por nuestra cuenta, la sensación y la emoción que imaginamos sentir cuando estamos dentro de nuestra propia obra, pero que al final solo queda en maqueta o en nuestra computadora. Pero esos sueños que tenemos en la universidad, fuera del Perú parecen cobrar vida, y es cuando nos damos cuenta que quizá eso de “aceptar nuestra realidad” tenga algo de cierto.
La arquitectura no se resume en el arquitecto y su cliente, también en el territorio, provocando un armonioso menjurge. Por eso en países europeos donde la tecnología esta obviamente más avanzada, los conocimientos, la cultura de la gente, permiten que todo sea posible. No puedo dejar de asombrarme cuando veo solo por fotos la arquitectura de Dubai, como el Burj Al Arab, u obras grandiosas que están por construir como el Dubai Mall o las Dubai Towers. La arquitectura más fantástica que he visto. En Dubai no existen las limitaciones. Para mi es el paraíso de todo lo que me han enseñado, para mí significa que todo es posible, que los sueños y el arte van de la mano, es la gran puerta para todos los soñadores como yo, que quieren algo distinto, que hacer casas está bien, siempre y cuando lo diseñes en grande, y no me refiero a alturas.
Al mencionar obras tan interesantes, me hace pensar que si el término correcto sería arquitectura contemporánea, quizá contemporánea para países más avanzados, porque al mirar lo que hacen ellos, nos ponen en un lugar como a millones años luz de distancia. Entonces, ¿qué tal arquitectura futurista? No solo desde nuestro punto de vista, en general el arquitecto debe pensar en el futuro a la hora de diseñar. Llevando a los espectadores a otra parte del mundo, en el cual se sientan cómodos, donde sus necesidades estén perfectamente satisfechas a través de simplemente belleza.
En nuestros tiempos, la línea que separaba la realidad con la fantasía se hace cada vez más delgada. Y aquí en Perú seguimos fantaseando, al menos yo me siento así.
Pero la arquitectura del futuro trae a la mesa algo más que solo belleza. Y no me mal interpreten, aunque pareciera ser lo único que me importa, estoy totalmente consciente de todo lo que conlleva a hacer posible la arquitectura. Todas estas edificaciones sorprendentes fueron en algún momento solo sueños, solo ciencia ficción, pero la tecnología les toco la puerta. Y la tecnología ha descubierto la manera de convertir los sueños en hechos científicos.
Ya no se puede hablar de arquitectura sin mencionar a la ingeniería. Diseñar sin pensar en la estructura es algo tonto y despreocupado, se trata de hacerlo construible. Y la ingeniería es ahora el medio perfecto para expresar nuestro arte.
Aún quedan obstáculos por superar, aún no estamos al nivel de otros países, sin embargo estamos en esas. El deseo, el talento, la imaginación, la creatividad, la inocencia, son cualidades que se pueden encontrar en estudiantes como yo.
No sé si otros arquitectos veteranos aun sueñen como nosotros o si ya se rindieron, aceptando vivir en una burbuja, donde todo es más seguro. La arquitectura siempre me impresionará y deseo que toda mi vida sea así. Si la arquitectura es diseño o arte es irrelevante, para mí solo es sentimiento y consciencia al mismo tiempo.
Para finalizar diré que la geometría poética está ahí, pero somos nosotros los que tenemos que volvernos poetas.

ya pz wendorff, ponme 20, soy wena chik

disculpen las mayusculas y tildes